Dureza

Los suelos laminados son un tipo de piso bastante usado actualmente, y eso se debe no sólo a su vistosidad sino también a su dureza y calidad. Estas tarimas sintéticas están disponibles en una variedad de durezas que los hacen resistentes a golpes o impactos leves, pero también a caídas de objetos de cierto peso o de dimensiones generosas.  Pincha en la dureza deseada para ver los catálogos sobre suelo laminado más importantes y las mejores marcas. Cuanto más uso le vayas a dar a tu suelo, más AC te recomendamos.

Suelo Laminado AC 6
Suelo Laminado AC 6
Suelo Laminado AC 5
Suelo Laminado AC 5
Suelo Laminado AC 4
Suelo Laminado AC 4

¿Qué tipos de durezas hay dentro del suelo laminado?

Los suelos laminados se clasifican de muchas formas; por ejemplo, según su resistencia al desgaste, según su grosor, su acabado y también según su dureza. En este caso, vamos a hablar un poco sobre la clasificación de estos pisos según su dureza o resistencia a los golpes e impactos.

La clasificación que se emplea para esto es la IC. Específicamente, estos suelos se clasifican en tres tipos: IC1, IC2 e IC3. Como puedes haber inferido, entre mayor sea el número de la clasificación, mayor será la resistencia a los golpes e impactos que tendrá el suelo laminado que escojas.

Por otro lado, esta clasificación se basó en un método específico para estudiar dicha resistencia en la madera, a continuación, te la explicaremos brevemente. 

Método para medir la dureza de la madera

Un método bastante extendido para medir la dureza de un material, es la de medir la cantidad de fuerza que se necesita para incrustar un objeto sólido dentro de dicho material.

En la fabricación y producción de productos de madera, el método mayormente empleado es la Escala Janka. Esta escala puede medir la dureza de la madera de una forma relativamente sencilla.

El método consiste en determinar la fuerza que se requiere para incrustar en la madera una bola de acero de especificaciones establecidas (como el peso, la densidad y el diámetro, por ejemplo) hasta la mitad del diámetro de la misma.

Si esta bola se incrustó en la madera con una fuerza considerada como pequeña, entonces la dureza de la madera en estudio es pequeña también. En cambio, si para incrustar la bola de acero se necesitó una fuerza mucho más grande, entonces esa madera tiene una resistencia al impacto mucho más grande también.

De este método se originó la clasificación IC para medir la dureza de los suelos laminados.

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¿La clasificación AC es igual que la IC?

Entre tantas clasificaciones, es normal que presentes dudas sobre ellas. Y la verdad es que confundirlas es más normal de lo que crees. Pero la respuesta es no, no son lo mismo y nos gustaría explicártelo.

Primeramente, ambas clasificaciones sí hacen referencia a la resistencia del suelo laminado, la diferencia está en que la clasificación AC cataloga los niveles de resistencia a la abrasión (Abrasion Criteria, criterios de abrasión), mientras que la IC es para, como lo dijimos antes, los niveles de resistencia a los golpes e impactos de objetos sólidos contra el piso (Impact Criteria, criterios de impacto).

Por esta razón debes tener cuidado a la hora de elegir un suelo laminado por su dureza, basándote siempre en la clasificación IC y no en la AC.

Porque puede darse el caso de que compres un suelo laminado AC6 confundiendo estas siglas con las IC, y podrías caer en la mala suerte de comprar un suelo hecho para un tráfico de personas muy intenso (AC6), pero cuya resistencia a los golpes sea en realidad de IC1, es decir, muy baja. 

En resumen, es importante que tengas claro que IC es para medir la resistencia a los impactos y golpes con objetos sólidos, mientras que la AC es para medir la resistencia a la abrasión (o desgaste de la superficie por el frote de las suelas de los zapatos).

Para acabar con esta confusión preferimos esclarecer el asunto con esta pregunta. Esperamos que te haya quedado clara y te ayude un poco más en tu selección de pisos laminados.

¿Qué clasificación de dureza es ideal para mi? Consejos básicos de compra

Pues depende del lugar donde instalarás tu suelo laminado. Para saber cuál clasificación de dureza te conviene más, también debes tener en cuenta la cantidad de gente que circulará sobre el piso. Sin embargo, en la mayoría de los casos recomendamos que sea mínimo de IC2. Pero pongamos un ejemplo para que lo comprendas mejor.

Imaginemos que te gustaría un piso laminado para una tienda que tienes. El negocio de tu familia, por dar un ejemplo. Pero a este negocio lo visita una cantidad de clientes normal, es decir que aproximadamente la tienda no suele estar llena de gente. Pues en ese caso te conviene elegir un suelo laminado para uso comercial normal (clase 32, otra clasificación aparte), pero de dureza IC2.

Por otro lado, si tienes una tienda a la que habitualmente asisten muchos clientes todos los días, te podría interesar más un piso laminado de dureza IC3, de uso comercial intenso (clase 33).

En cambio, si piensas colocarlo en tu hogar, podría ser más factible que instales uno de IC1, puesto que, en una casa, en teoría, la probabilidad de caídas de objetos muy contundentes sería mínima.

Sin embargo, todos estos son solo ejemplos orientativos, pues estos son análisis que expertos como nosotros realizamos minuciosamente cuando desees realizar una compra, con el fin de darte la certeza de que instalarás un suelo con la dureza que realmente necesitas.  

Ventajas de colocar un suelo laminado con la dureza adecuada

Pues las ventajas serían más de una. Verás, si colocas un suelo laminado con la dureza adecuada para el lugar de la instalación, podrás estar seguro de que tendrás un suelo bastante duradero (incluso por años).

Más allá de que sea muy atractivo y que le dé al recinto un aspecto fresco y moderno, podrás contar con un suelo económico (si se compara con el parqué, por ejemplo) pero con la garantía de que según su clasificación de dureza soportará impactos y golpes de, por ejemplo, cajas medianas o grandes, caídas de objetos pequeños, medianos e incluso un poco más grandes.

Tampoco podemos obviar que, sin importar el nivel de dureza de estos suelos, en general su limpieza no es complicada y por ello su mantenimiento no necesita grandes gastos.